PAPEL PICADO
En estos días, se viralizó una imagen de los hinchas brasileros del Club de Futbol Corinthians, en oportunidad de la disputa del partido con el Club Boca Juniors en el estadio “La Bombonera” de la ciudad de Buenos Aires que, en el marco de un divertido jolgorio, cortaban en pedazos billetes argentinos (típico color naranja en la imagen) de la más alta denominación y valor ($ 1000) y los arrojaban como papel picado.
Las burlas, de singular ingenio, mortifican con agudo impacto y denotan una cruda realidad que estremece por lo patética y significativa.
El billete de mayor valor en nuestro país, como moneda de curso legal, equivale a 42 reales del cambio oficial y a 21 en el mercado paralelo.
En el marco del espectáculo futbolístico, los hinchas visitantes dibujan una “remake” del clásico policial de Marcelo Piñeyro “Plata Quemada” y ensayan su quimera carnavalesca con sorna y pura picardía, pero sin los condimentos de la novela de Ricardo Piglia que mezclan la realidad de los hechos y la ficción mediante protagónicos ocurrentes y avidez policial para denunciar la destrucción del dinero como justificación de su ulterior desaparición a pesar de la caída de los denunciados piromaníacos.
En nuestro caso, la actitud desvergonzada y reprochable denota un costado agresivo y burlón por el mal trato dispensado al billete argentino, convertido en despojos en el juego que con desenfado lo convierte en un souvenir descartable e insignificante, pero que mantiene presencia al transformarse en papel picado.
A la par es impactante la significación del evento y la fatalidad del mensaje cursado por la fuerza de los hechos mismos, por lo dramático y expresivo del contenido sustancial.
Nos recuerda las pizarras en Uruguay cuando las casas de cambio llegaron a marcar “00” la cotización del peso argentino, para subir finalmente algunos centavos, orillando actualmente la falta de aceptación y representatividad.
Ahora bien, la imagen es claramente demostrativa de la falta de una moneda en el país y el ineludible destino del uso atribuído para fines domésticos y rutinarios de poca significación.
La reserva de valor y poder adquisitivo para las operaciones o el ahorro debe hacerse en una moneda extranjera.
Es probable que en los próximos partidos esgriman rollos de papel higiénico a la par de billetes argentinos y ponderen entre ambos un cotejo de valores despreciables o equivalentes para una misma empresa de naturaleza sanitaria.
Esta claro que la falta absoluta de valor del billete de más alta denominación lo convierte fatalmente en mero papel picado.
La broma refleja una espantosa realidad de la cual los políticos argentinos no se hacen cargo.
Argentina es el más claro ejemplo de que siempre se puede estar peor.