ALBAÑILES Y ALBAÑILAS
En el día de hoy, en el acto de inauguración de una obra pública en el tramo de la ruta que une las ciudades de Chacabuco y Junín, el Presidente se refirió a los denominados “Albañiles” y “Albañilas” que contribuyeron con sus esfuerzos en los trabajos, pero su seguridad en el lenguaje inclusivo de semejante especie se vió menguada al requerir de viva voz asistencia en torno a la expresión “albañila”, interrogando a los asistentes respecto a la posibilidad del efectivo uso de dicha expresión.
Los requerimientos formulados para que se expidan respecto a la certeza de sus dichos y la consulta expuesta con referencia a como se dice efectivamente, realizada en tono insistente, obtuvieron la respuesta positiva del Gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof y un operario, ambos aledaños al Presidente, quienes a la par asintieron con el movimiento de sus cabezas, consintiendo con tales gestos la iniciativa progresista propuesta, esto es la denominación de “albañila”.
La imagen del cuadro y las palabras constituyen una semblanza del realismo mágico en que se embarcan las aventuras del lenguaje inclusivo, forzado hasta un extremo militante y combativo.
El video compone una realidad simpática y divertida si fuera un trabajo comercial de alguna agencia creativa de publicidad ingeniosa y singular.
El discurso presidencial, en el marco de la tragedia económico social en ciernes es una demostración elocuente del delirio y la sinrazón de una figura descuidada y abandonada a su suerte e incierto destino.
La obstinada persecución para ultimar el lenguaje conocido lo conduce a encerronas invonvenientes y absurdas y a demostrar, una vez más, que de todos lados se vuelve menos del ridiculo.
En contraste, la prohibición del uso de la “e”, la “x” y el “@” en la forma propiciada en la enseñanza pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra en juicio por las impugnaciones formuladas en Amparo Colectivo por las organziaciones LGBT, sindicatos docentes y funcionarios del Frente de Todos.
Las audiencias actuales demuestran una vez más la disputa y la grieta en un tema que carece de la urgencia y trascendencia de la crisis politica, económica y social que nos agobia.
Los distintos colectivos y los políticos velan sus armas en vísperas de un combate inoportuno frente a la realidad cotidiana y la incertidumbre general.
La utilización dominante de la letra “e”, ante las dificultades expresivas del asterisco (*), la equis (x) y el arroba (@) le jugó una mala pasada en el escenario al Presidente al no animarse con la palabra “albañile” y ni aún en este caso se pudo atener a la afirmación de la Real Academia Española (RAE) en cuanto a que: “Los masculinos genéricos no son residuos del patriarcado”.
Evitar el uso del masculino en forma automática lo lleva al extremo de acuñar la expresión singular y novedosa.
Seguramente, luego, los exegetas oficiales, le asignarán la calidad de un futuro eufemismo.
La imperiosa iniciativa de respetar la identidad de género de todas las personas lo lleva a situaciones curiosas y a imaginaciones creativas con la complicidad de sus ocasionales laderos.
El paulatino deterioro del fracaso (Jorge Asis dixit) lo arrastra a situaciones tragicómicas en las cuales se expone sin ataduras ni contención.
El lenguaje no sexista, de género neutro e inclusivo tiene también algunos límites razonables que no advierten los colectivos extremos.
El discurso presidencial debería ser objeto de cuidado y contención, limitando la improvisación y el descuido.
Los golpes propios, la insistente autolesión y la palabra errante contribuyen a los barquinazos e inconsistencia del mensaje, escalando en un progresivo deterioro y desgaste de la figura.
El repaso del video impacta de manera graciosa y elocuente simplemente por las expresiones y los gestos de los concurrentes e invita a la sonrisa y el desparpajo.
Es muy significativo y por sí mismo vale mucho más que estas palabras.