APENAS UN DESCUIDO
Mientras la gestión oficial se concentra en la embestida contra los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y se denuncia en la O.N.U. la supuesta persecución judicial emprendida contra Cristina y el Lawfare, Sergio Massa, el inefable político devenido en economista, máximo aspirante a la candidatura presidencial en el próximo turno electoral al que sostienen las distintas tribus del peronismo para amalgamar la coalición y presentar una apariencia moderada y progresista, acaba de consumar una maniobra económica pergeñada por su equipo para recomprar títulos de la deuda externa.
En el medio de la escapada de la cotización del dólar, anunció la recompra de bonos con una medida destacada antes de concretar la operación.
Apartado del silencio, reserva y prudencia para aplicar la recompra, concretó primero el anuncio de la operatoria y luego adoptó la medida.
Puso en alerta al mercado en forma previa a la singular determinación.
Curioso descuido que lo lleva también a la autodenuncia en la justicia penal para que se investiguen los beneficiarios que llevaron a cabo el procedimiento y la posible utilización de información sensible y secreta.
El procedimiento estuvo plagado por un error fundamental al dar a luz en forma previa la existencia de una recompra en ciernes.
Una práctica sana hubiera sido adoptar la decisión, concretar la medida y luego recién darla a conocer cuando la cuestión se encontraba consumada.
Alberto, por su parte, en declaraciones a la prensa brasilera, destacó la “existencia de una inflación autoconstruida” y la identificó como la que se encuentra en la mente de la gente, coronando una insólita reflexión y un escatológico descuido.
La palabra de Alberto es de colección y sus invenciones tienen el mérito de superarse constantemente.
La atribución de responsabilidad a la gente en el flagelo inflacionario lo ubica en el sitial de las creaciones más notables.
El panorama oficial es desalentador ya que Alberto y Sergio son protagonistas fundamentales en cuanto a las aspiraciones presidenciales para el próximo turno electoral.
Cerca, se reinventa el “Pichichi”, al advertir ante tanta desolación y pesadumbre que puede haber una nueva oportunidad.
La suma de descuidos le abre entonces las puertas a Scioli para intentar una nueva singladura.
Cristina otea que no vienen buenos vientos y se centra en su disputa para sortear sus causas judiciales.
El final anunciado de la inminente derrota parlamentaria vendrá acompañado de malas noticias judiciales.
La radicalización es una imperiosa necesidad para la supervivencia y la unidad de la militancia.
Soplan vientos de duras disputas y alborotos callejeros.
Cristina mantiene su piso pero su techo será cada vez más bajo y en su suerte arrastrará al peronismo.
A la oposición le resta sumar paciencia y unidad.
Los descuidos son invitaciones gentiles para el rechazo y el desencanto.