“…Me pueden atribuir cualquier cosa, menos vocación de dialogar y encontrar acuerdos".
Alberto Fernández
En la conferencia de prensa brindada luego de la reunión con el Jefe de Gobierno, Horacio Larreta, mientras señalaba su vocación y predisposición para el consenso, el Presidente tuvo una expresión que puede considerarse una traición del inconsciente, pero dejando las interpretaciones Freudianas, simplemente consignar el texto de sus dichos es muy revelador: “…Me pueden atribuir cualquier cosa, menos vocación de dialogar y encontrar acuerdos…”.
A confesión de parte, relevo de prueba.
No solamente llama la atención que, a la mañana del mismo día de los anuncios con las medidas restrictivas, los Ministros de Educación y Salud explicaban que resultaba innecesario cerrar las aulas, y a la noche el Presidente decide lo opuesto, sino que tratándose de poner en juego los derechos y libertades de los ciudadanos no se convoca al Congreso para discutir las medidas.
El cierre temporario del Congreso para debatir un tema de tanta trascendencia y el uso indiscriminado de los Decretos de Necesidad y Urgencia expresan, a la par de su razonamiento fallido, la voluntad de prescindir todo tipo de consensos y Acuerdo.
Los Decretos son el reflejo patente de una vocación autoritaria e inconsulta, frívolamente disimulada con un discurso contradictorio con las propuestas y decisiones.
Alegaciones de diálogo y consenso, pero evasiones de los debates parlamentarios y las consideraciones antes de adoptar las medidas.
El “Ucase”, como proclamación, similar al edicto del emperador romano o al Decreto del Zar.
Ante las opiniones divididas, claramente por los dichos previos de sus Ministros, aún dentro del mismo gobierno y mucho más con la oposición, recurre a un método de gobierno típico del jerarca único.
La prohibición sistemática, instalada como técnica de gobierno y representativa del temor y desconfianza a los ciudadanos, constituye una evasión y renuncia a la creación e imaginación.
Abrir las ventanillas de los trenes y los micros, para propiciar ventilación y circulación del aire, es la pobre iniciativa que proponen para los medios de transporte público, casi como única novedad en las renovadas medidas de los protocolos propiciados.
Facilismo en su expresión más aguda para testimoniar la voluntad del Jerarca.
El discurso denota citas reiteradas de Axel, incluso con referencia a sus mejores explicaciones respecto de las de él mismo, en relevante significación e identificación con el favorito de la mentora, extremando los cuidados, como expresión de halago y pertenencia.
Califica algunas expresiones del Jefe de Gobierno, de quien abandona el nombre propio, utilizado otrora, como “mentiras” y se inscribe, para acreditar la alineación incondicional, en la línea agraviante y desmesurada del reconocido Gobernador.
Definitivamente, ahora a un mismo tono, en ambas jurisdicciones, la descalificación del adversario trepa al alcance del clásico y tradicional “enemigo”, en la construcción populista (Laclau auténtico).
El supuesto diálogo a partir de los hechos consumados (Ucase presidencial) y de la consigna trazada por los propios dichos, resulta demostrativo de las contradicciones patentes y manifiestas del edulcorado discurso oficial.
La restricción y la limitación de los derechos constitucionales importan, en la práctica y los hechos concretos de la vida cotidiana, la declaración de un estado de sitio.
El voluntarismo y el discurso “mágico”, pregonan otros rumbos, pero olvidan y cercenan las garantías constitucionales, con abusos autoritarios e incompetencias manifiestas.
Cristina ausente, sin aviso, con un silencio estremecedor e instalada en un abandono completo del escenario.
Evade cualquier compromiso de gestión pandémica y se refugia en su ostracismo.
Massa, acompaña en la evasión y evita toda intervención parlamentaria.
Ambos consuman la resignación y claudicación de la voluntad legislativa.
Solo, aislado, aún en su propia coalición, Alberto renuncia a construir consensos y al diálogo, articulando un discurso inconsistente.
Prueba fatal es la cita de la premier Angela Merkel, extrapolada, interesada y desviada, ya que precisamente ella tiene que lidiar con la oposición de las autonomías locales, a las cuales no puede (jurídicamente) someter y adopta un discurso severo para disuadir y convencer.
Por el contrario, Alberto primero adopta las medidas inconstitucionales y luego pretende justificarlas con su tono “docente”, admonitorio y despojado de la búsqueda de mínimos consensos.
Falaz en las comparaciones, consuma soledad y aislamiento.
En síntesis, un discurso engañoso que convoca exclusivamente a los fieles y que mantiene la dispersión sistemática de los adherentes.
El profesor de derecho se lleva muy mal con la Constitución Nacional.
Ricardo Ortiz
Abogado. Egresado de la Universidad Nacional de La Plata. Buenos Aires. Argentina.
Docente Universitario. Egresado de La UNLP
Jubilado de la Justicia. Retirado de la Actividad Profesional.
Escritor y Analista