CHILE: EL RECHAZO DE LAS OPCIONES POLITICAS TRADICIONALES

                                            “…Los ciudadanos nos han enviado un claro y fuerte mensaje. Tanto al gobierno , como a todas las fuerzas políticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con sus demandas y anhelos…”

                                           Sebastián Piñeyra. Presidente de Chile.

El pasado sábado y domingo se realizó en Chile la votación convocada para la eleccion de los convencionales constituyentes que llevarán adelante la reforma constitucional,  producto del plebiscito afirmativo del mes de octubre del año 2020 y que define la decisión mayoritaria para concretar el cambio.

Simultáneamente, se votaron alcaldes, concejales y gobernadores

Es el corolario de las movilizaciones ciudadanas y la agitación social que cuestionó seriamente el sistema político de manera integral en el año 2019.

La contienda electoral arroja dos grandes perdedores muy concretos e impensados por los vaticinios de las encuestas previas y los mensajes de los medios de comunicación.

En efecto, pierden holgadamente las opciones de los dos partidos tradicionales, que se sucedieron en los últimos años indistintamente en el ejercicio del poder, en categóricos resultados, imprevistos para los ojos de la política oficial.

Por un lado el centro derecha oficialista, unificado en su propuesta por todas las pinturas representativas en el amplio espectro, que incluso no logra obtener un tercio de los votos en juego, y  por el otro, la concertación, el centro izquierda histórico, que tampoco puede culminar una elección razonable y dentro de sus expectativas.

Los grandes ganadores fueron los candidatos independientes, caras nuevas, sin experiencia política, vinculados en “La Lista del Pueblo”, organizada a partir de las protestas del año 2019 y con la convocatoria del rechazo del sistema político actual.

También fue muy exitosa la experiencia electoral de la izquierda más dura en la alianza del Partido Comunista y el Frente Amplio, con victorias sorprendentes.

Estos últimos consagraron victorias resonantes, como la de la candidata comunista, Irací Hassler, quién gana la Alcaidía de Santiago.

La batalla por Santiago fue de las más disputadas y el comunismo logra un triunfo histórico con la Alcaldesa que impide la reelección del oficialista Felipe Alessandri.

Del mismo modo, en Viña del Mar, Macarena Ripamonti, de 29 años, candidata también del Frente Amplio, gana la Comuna, en lo que fuera  una elección llamativa, por tratarse de un territorio muy codiciado.

Dos muestras contundentes de las pérdidas de espacio de las construcciones políticas tradicionales.

El embate de las nuevas generaciones destronó las reglas de la administración en dos comunas relevantes y fueron desplazados los oficialismos de bastiones clásicos.

Otro dato de interés, es la baja participación de los ciudadanos, que orillan el 43 %, del total de los registrados, por debajo incluso del referendúm constitucional que fuera del 50,91 % del padrón.

Esta situación, seguramente, hará revisar el criterio imperante de la falta de obligatoriedad del sufragio y el carácter optativo del voto, en Chile.

Aún en una elección crucial para el destino de las instituciones, priva el desinterés y el hartazgo social.

Muchos no encuentran estímulos para participar y los gana la abstención y el rechazo.

La no  concurrencia al acto comicial es otra forma de hacer efectivo el rechazo a la clase política.

No existen ataduras a una gesta, ni a un relato épico iluminado.

La mayoría objetiva la consagran los independientes y la oposición.

Se ha votado en forma contundente un fuerte rechazo a la clase política tradicional, con el reclamo de un nuevo contrato social.

Serán necesarios acuerdos y consensos para construir el futuro, pero indudablemente será muy diferente a la situación actual.

Una vez más, la democracia es el menos malo de los sistemas políticos (Winston Churchill) y encauza los procesos de cambio, en el marco de la libertad y el respeto recíproco.