REPUBLICANOS DE MORONDANGA
En estos días, Cristina ha sido víctima de sí misma y se encontró con un ataque de fe democrática y republicana.
Al hacer uso de la palabra, criticando el proyecto de reforma judicial propuesto por el oficialismo en la ciudad Autónoma de Buenos Aires, irrumpió con vehemencia contra la mesa judicial que denunciara del gobierno anterior y en especial cuestionó a los prófugos utilizando la denominación de “Republicanos de Morondanga”.
Sin nombrarlo, la alusión se refiere a la actitud inexplicable de Fabián “Pepín” Rodriguez Simón, ex asesor Presidencial del Presidente Macri.
El actual parlamentario del Mercosur, ha pedido asilo e invocado una condición de refugiado en el Uruguay por lo que denomina persecución política en su contra por parte de la Justicia Argentina.
Es correcta la descalificación de Cristina respecto a la conducta desconcertante del nombrado, ya que debe presentarse ante el requerimiento judicial como constituye la obligación del común de los ciudadanos en un sistema democrático.
Fue Asesor principal de Macri, al extremo de redactar los decretos de designación de dos jueces de la Corte, en una jugada riesgosa, imprudente e innecesaria, más propia de jactancias jurídicas intelectuales, que de menesteres razonables en el estado de derecho, ya que lo hizo sin requerir el Acuerdo del Senado, como manda la Constitución Nacional.
Soslayar la intervención parlamentaria, al menos transitoriamente, con un truco de interpretación constitucional, amparándose en un receso de actividades, habla más de picardías innecesarias que madurez republicana.
En cualquier forma, habiendo transitado la función pública, debe mantener el compromiso de responder por sus actos, sujetándose a la actuación de la Justicia, sobre todo en los momentos que no le resulte favorable.
“Pepin” es la prueba palmaria del “Principio de Peter”, enunciado por Laurence J. Peter y que describe que: “En una jerarquía cada empleado tiende a alcanzar su nivel de incompetencia”.
En otras palabras, cada quién asciende al nivel de su propia incompetencia.
La singular peripecia que desata un desconsolado turista político, le asiste a Cristina para acudir a la generalización de morondanga y descalificar totalmente a la oposición.
La apelación semántica se refiere a una expresión que denota una cosa inútil, de poca entidad; una mezcla de cosas inútiles y un enredo o confusión.
También se vincula con algo despreciable y de poco valor.
La Jueza Servini de Cubría lo requiere al ex funcionario para tomar declaración indagatoria, incurriendo el encartado en rebeldía, por lo cual se libra su captura nacional e internacional.
Denuncia persecución política y se radica en Uruguay.
Esta actitud individual, temerosa, irrespetuosa, irresponsable y agraviante de la justicia, daña la institucionalidad, ya que una cuestión penal no puede ocultarse con la pretendida búsqueda de asilo y refugio político.
Es una cuestión penal sujeta a las reglas intenas del país y así será resuelta, seguramente por la Justicia Uruguaya.
El trámite de refugio y asilo culminará con el rechazo y luego será materia del pedido de extradición.
Todos los funcionarios públicos deben dar cuenta de su gestión y comparecer ante los requerimientos que se formulen en las causas judiciales.
El tono burlesco e irónico de Cristina encuentra terreno fértil en una conducta incomprensible jurídica y políticamente.
La huída en solitario, para eludir el sistema constitucional y legal argentino, expone al ridículo al prófugo, cuyo destino final resulta cantado y propio de un amateur e improvisado aspirante.
No hay razones para otorgar el refugio o el asilo y tampoco para negar el trámite de extradición generado.
Es muy saludable que Cristina tenga raptos democráticos y republicanos, circunstacias que no resultan de su agrado, más bien perfilada hacia el partido hegemónico y autoritario.
El mal ejemplo de un limitado y extraviado prófugo, le permite rescatar los sanos principios democráticos.
Ella nunca pudo eludir la Justicia.
Sus trucos y varitas no tuvieron encantos mágicos hasta el presente y allí tiene una asignatura pendiente que se le complica a tono con los presagios electorales.